A veces, cuesta mucho más eliminar un sólo defecto que adquirir cien virtudes.

jueves, 3 de junio de 2010

Me quedo flipando al ver con la facilidad que cambian las cosas de un día para otro


Una décima de segundo puede cambiarlo todo, el ansia por saber algo antes de tiempo, cuando haces una cosa sin pensar en las consecuencias…
Ni héroes, ni culpables, ni víctimas hay en este relato, solo personas que calificadas de tal nombre se equivocan.
No tecleo esto para pedir perdón, ni siquiera para una explicación, simplemente porque nada de eso arreglará las cosas, decidí jugármelo todo (con todo me refiero, a toda esa amistad, a aquella confianza que nos ha costado construir todo este pequeño, pero no por eso menos importante, periodo de tiempo) a una sola carta, sabía que tenía más posibilidades de perder que de ganar, pero opté por arriesgarme, por traicionar la confianza que había depositado en mí, y todo ¿Para qué? Si lo podía haber dejado como una tontería, como algo pasajero, como un por la cara, pero no, tuve que descubrir respuestas a preguntas las cuales preferiría no haberlas sabido nunca pues la verdad siempre duele.
He intentado creer que todos cambiamos, pero las personas por mucho que pase el tiempo nunca cambian, crean facetas que le hacen parecer diferentes pero en el fondo todos somos como siempre hemos sido.
Sé que es muy fácil escribir para decir cuánto valoras a una persona, que es una gran amiga, que el día de mañana cuando se vaya a estudiar fuera se le echará de menos y todo ese rollo… pero al final lo más importante está en lo más difícil, en esos pequeños detalles del día a día.
Ahora sólo toca esperar pues…
Sólo el tiempo logrará poner las cosas en su sitio.


No hay comentarios:

Publicar un comentario